Anticipando un incremento en los montos que el Gobierno Federal deposita como ayudas sociales, los mexicanos se están endeudando para consumir más. El gasto durante festejos por la Independencia fue el más alto en cinco años
Las fiestas patrias del fin de semana dejaron la derrama económica más alta que se ha visto en estas celebraciones desde que Andrés Manuel López Obrador tomó el poder en diciembre de 2018. Esto es, en parte, porque las ayudas monetarias que el Gobierno Federal transfiere a algunas partes de la población están impulsando el consumo. Y, con ello, el uso de tarjetas de crédito.
Según la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur), los festejos por la Independencia del país, que se celebró la noche del viernes 15 de septiembre (y, en muchos casos, terminó hasta el domingo), generó una actividad económica valorada en 23.000 millones de pesos, la más alta vista en estas fechas, por lo menos, en lo que va de la Administración de López Obrador. Solo la Ciudad de México recibió 105.408 visitantes, tanto nacionales como extranjeros, derramando 7.797 millones de pesos en la economía local en un fin de semana.
Lo mismo se ha visto en lo que va del año durante las celebraciones más importantes del país, como el día de las madres en mayo, lo que se explica por el incremento al consumo que han impulsado los programas sociales del Gobierno, explica Gabriela Siller, economista y directora de análisis en Banco Base.
“El consumo en México se ha visto beneficiado por la disminución en la tasa de desempleo, el incremento en los salarios que, en conjunto, ha llevado a una mayor masa salarial real y las transferencias que da el Gobierno”, explica Siller, también profesora del Tec de Monterrey. Una de las fuentes de divisas más importantes para el país han sido las remesas que envían connacionales en Estados Unidos a sus familiares en México, pero estas han visto una pérdida de poder adquisitivo, ya que se envían en dólares, y el tipo de cambio con el peso mexicano se ha apreciado un 10% en lo que va del año.
“¿Qué es lo que está compensando la caída de poder adquisitivo de las remesas? La expectativa de que las transferencias se van a incrementar el siguiente año, que ha llevado a un mayor otorgamiento de crédito”, señala Siller. Estos incrementos han sido anunciados por el propio presidente, como el 22 de agosto, cuando dijo en conferencia de prensa que las pensiones para adultos mayores incrementará un 25% el próximo año. También existen programas de transferencias directas para jóvenes, padres de familia y campesinos.
Las cifras del Banco de México confirman esta tendencia de los mexicanos por dar, cada vez más, ‘tarjetazo’ para gastar. En julio, se registraron pagos por tarjeta de crédito de 702.4 millones de pesos, su nivel más alto en lo que va del año. Esto ha sucedido a pesar de que las tasas de interés están en máximos históricos, ya que el sistema financiero utiliza como referencia la tasa del banco central, que actualmente se encuentra en 11,25%. El próximo gran pico de consumo se espera entre el 17 y el 20 de noviembre, cuando se lleva a cao el fin de semana de ofertas a nivel nacional llamado “Buen Fin”.
Los mexicanos no tienden a reaccionar a las alzas en las tasas de interés, asegura Siller. “No hay tanta cultura financiera y no notan las altas tasas de interés que pagan”, señala, además, “si se van a incrementar 25% las transferencias, una tasa de interés del 11% anual, el 25% que se van a incrementar las pensiones alcanza a cubrir el gasto a futuro”. La secretaría de Hacienda presentó su propuesta para el presupuesto de 2024, el cual incluye un gasto en transferencias sociales cercano al 13% del (Producto Interno Bruto), un nivel que la propia secretaria llamó “sin precedentes”. Para lograrlo, subirá la deuda hasta alcanzar el 48,8% del PIB.
En abril, el secretario de Hacienda dijo en una cátedra en la Universidad Autónoma de México que el consumo privado está aportando a la recuperación económica postpandemia en un 70%, por lo que la economía está creciendo más de lo anticipado. Tanto la dependencia como un promedio de pronósticos entre analistas apuntan a que el PIB crecerá por encima del 3% este año.
“El consumo, es un motor interno de crecimiento”, dice Siller, “sin embargo, es solamente crecimiento en el corto plazo. El crecimiento debería de ser consecuencia de que hay inversión productiva, es decir, una mayor cantidad de inversión fija bruta. Incrementar el consumo por transferencias es como un carro que corre, pero porque lo vas empujando. No puedes ir empujando toda la vida”.
Siller y otros analistas han advertido del riesgo de insostenibilidad para las transferencias sociales de López Obrador y la posibilidad de que la próxima Administración se vea obligada a pasar una reforma fiscal que eleve la recaudación para poder pagar las pensiones. “El siguiente año pudiéramos tener un crecimiento de entre 2% y 2,5%”, opina Siller, “pero si se da este súper déficit, es muy probable que las agencias calificadoras en 2025 hagan un recorte en la calificación o una rebaja en la perspectiva de estable a negativa, y entonces esto puede poner más presión sobre el gobierno de México a que haga una reforma fiscal, lo cual llevaría a un crecimiento económico menor al 1% en el 2025″.
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