Una pareja es increpada por los guardias de seguridad y encargados del centro con la excusa de que las muestras de afecto no estaban toleradas. El episodio de discriminación aviva el debate sobre la homofobia en el país
Una pareja de hombres se besa mientras espera en la fila para subir a una atracción en Six Flags, el parque de diversiones más famoso de Ciudad de México. Es un miércoles de vacaciones de Navidad y los dos han acudido al lugar a pasar el día junto a otros diez amigos, para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Pero los guardias de seguridad entienden que su beso ha roto la tranquilidad del parque. La adrenalina y emoción que anuncian sus publicistas no aplica en este caso. Los dos chicos, Andrés G. y Luis B., se molestan: no son los únicos en la fila dándose cariño. El conflicto escala y aparece un encargado que se presenta como el director, que argumenta que en el recinto buscan un ambiente “familiar”, que las muestras de afecto no están aceptadas. Giovani Aranda, un amigo de los jóvenes, decide denunciar el suceso en Twitter como un episodio de discriminación. Un día después, el incidente ya es viral, y con él se ha avivado el debate ya de por sí caliente sobre la homofobia en los espacios públicos mexicanos.
“Empezamos a ver a la gente de seguridad señalándonos. Nos dijeron que teníamos que salir de la fila porque estábamos violando las políticas del cubrebocas cuando había mil personas sin él”, explica por teléfono Aranda, de 33 años. “El guardia, que estaba muy grosero y altivo, nos dijo que se estaban besando en la fila y que estaba prohibido. Mis amigos respondieron que mucha gente se estaba besando y dijo ‘sí, pero yo te identifiqué a ti’”, continúa. Andrés G. y Luis B. se enfadaron y exigieron hablar con el gerente de seguridad, que nunca acudió. En su lugar, llegó un hombre que se identificó ante ellos como el director del parque. “Le preguntamos que a cuántas personas heterosexuales agarran por darse un beso y dijo que a ninguna”.
El director aseguró que no se permitían muestras de afecto, pero los amigos miraron de inmediato el código de conducta y comprobaron que no había ninguna regla al respecto. Lo único que aparecía era un apartado en el que se prohibían los “actos impropios que afectan a la moral”. “Nos dijo que esto afectaba a la moral”, narra Aranda. En un video difundido por el joven en su perfil de Twitter, se ve al hombre que se identifica como director del parque asegurando que “otros aspectos por supuesto se toleran, pero el tema de besarse en público no porque se sienten traspasadas las demás personas”.
“En los videos se ve que está cometiendo un acto de discriminación”, considera Aranda. “Después me puso a dos policías y no pude grabar más, eso fue peor, como si hubiéramos robado la tienda”. El encargado, que reconoció que el problema no tenía que ver con el cubrebocas, continuó argumentado que Six Flags se trataba de un ambiente familiar. “Yo le dije que mi pareja y yo estamos casados, somos una familia, no solo es cosa de hombre y mujer. La policía también nos dijo que era un acto inmoral y que no a toda la gente le gusta”. En un momento de la conversación, de acuerdo con el relato de Aranda, el director les aseguró que había sido una suerte que no los hubieran echado del parque. Finalmente, para calmar los ánimos, ofreció a la pareja afectada subir a la atracción de la que habían sido expulsados.
Contactado por este diario, Andrés G. ha explicado que están preparando medidas legales y prefieren no hablar con los medios hasta que estén listas.
Los amigos se quedaron un rato más, pero la tarde ya se había roto. “Nos sentíamos muy humillados. Ellos [Andrés G. y Luis B.] se sintieron tan mal que no querían hacer nada, querían irse a casa, ni siquiera querían publicarlo”. Lejos de ser un caso excepcional, Aranda afirma que le pasa frecuentemente. Que cuando pasea con su marido de la mano por la Colonia Roma, donde residen, los gritos y el acoso son habituales. “Intento no ir de la mano con él. Somos todos muy reservados, y aun así nos pasa. Está increíble pensar lo que pasan otras personas que tienen más expresión de su identidad”.
Los datos les dan la razón. De acuerdo con la Encuesta sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género, un 60% de los encuestados afirmaba haberse sentido discriminado en el último año en México. La mayoría de parejas del mismo sexo aseguran que apenas se dan muestras de afecto en público, y únicamente un 0,4% declaró no haber sufrido nunca expresiones de odio, agresiones físicas o acoso. El 75% del estudiantado LGTBIQ mexicano ha tenido que soportar insultos en la escuela y el 66% de los estudiantes transgénero ha sufrido acoso escolar, según un informe de la UNESCO. Y solo desde 2014 se han producido 380 crímenes de odio por orientación sexual en el país, de acuerdo con el Observatorio Nacional de crímenes de odio contra personas LGBT.
Por su parte, Six Flags, en un corto comunicado en el que no hace referencia en concreto al incidente, ha reiterado el argumento del “ambiente familiar” y se ha referido a una “política que disuadía a los visitantes de ser demasiado afectuosos mientras visitaban el parque, que se aplicaba por igual a todos, independientemente de su raza, religión, género u orientación sexual. Sin embargo, de acuerdo a los comentarios de nuestros visitantes, hemos determinado que no es necesario tener una política que se refiera al comportamiento afectuoso y la hemos eliminado”.
No es la primera vez que el parque de atracciones, que pertenece a una cadena estadounidense con filiales también en Canadá y China, se ve envuelto en una polémica como esta. En 2013 el conglomerado se vio obligado a disculparse con Carlos Omar Uribe Guzmán, un joven con Síndrome de Down al que le impidieron el acceso a varias atracciones. Durante un tiempo, también rechazo a personas que mostraran tatuajes. En Estados Unidos ha protagonizado varios escándalos por expulsar a mujeres en función de la ropa que vestían. En este último caso, la comunidad LGTBIQ se ha hartado y como respuesta ha organizado una protesta a las cuatro de la tarde de este jueves en la que parejas homosexuales se besarán a las puertas del recinto.
“Lo de ayer es totalmente común”, protesta Alaín Pinzón, activista y símbolo en la lucha contra el VIH en México. “Son acciones normalizadas a partir de las fobias que tiene socialmente la gente. Consideran que no está bien que nos demos afecto en público, que vayamos agarrados de la mano, que nos pintemos las uñas o el pelo… Hay un montón de cosas que intentan normalizar en nuestras vidas y como no seguimos sus estándares vienen las violencias”. “Las empresas como Six Flags nos usan como un botón de marketing cuando llega el Orgullo, quedan como una empresa inclusiva a la luz pública, pero las acciones que vimos el día de ayer son totalmente su estructura, donde está sustentado su negocio. Puede haber un montón de parejas heterosexuales besándose y nadie dice nada, pero que no se les ocurra a dos homosexuales besarse porque entonces llega el director del parque a decir que son actos inmorales”, denuncia.
El actor Tito Vasconcelos, que a sus 70 años lleva toda la vida luchando por los derechos de la comunidad LGTBIQ, también es crítico con los incidentes: “Nos hacen ver que todavía necesitamos educar a la gente. Se pone como pretexto que los niños miran en lugar de explicarles que dos hombres se besan porque se quieren. No van a volverse homosexuales por ver a dos hombres besándose, si así fuera todos seriamos heterosexuales porque es lo que nos han vendido durante siglos”.
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