China levantó el pasado domingo la cuarentena obligatoria para los viajeros internacionales llegados a su territorio, terminando con casi tres años de autoaislamiento a pesar de que el país batalla contra una nueva explosión de contagios.
El mes pasado, Pekín empezó a desmantelar la restrictiva estrategia de COVID cero basada en confinamientos, pruebas masivas y cuarentenas, que permitió contener el virus, pero también frenó la economía y provocó importantes protestas.
Este domingo, los primeros viajeros que llegaban mostraban su alivio por no tener que llevar a cabo estas cuarentenas obligatorias.
En el aeropuerto de Pekín, las barreras que solían separar las llegadas internacionales y domésticas fueron retiradas, al igual que el personal sanitario en trajes blancos de protección.
Desde marzo de 2020, las personas que entraban al gigante asiático debían aislarse en instalaciones gubernamentales, primero por un plazo de tres semanas que se fue reduciendo hasta cinco días en noviembre.
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