Un nuevo conflicto amenaza con convertirse en un dolor de cabeza para México.
El motivo: prohibir la importación de maíz genéticamente modificado o transgénico para consumo humano, lo cual ha causado sorpresa y molestia en su principal socio comercial que ha advertido que llevará el tema a un panel internacional en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Las diferencias entre México y Estados Unidos continúan. En solo dos años y medio se han discutido temas como las reglas de origen en materia automotriz y la política energética del gobierno lopezobradorista.
En el primer cuatrimestre de este año México registró importaciones récord de maíz, al comprar más de 6.8 millones de toneladas métricas del grano. Asímismo, se espera un una producción nacional de 28.1 millones de toneladaspara el ciclo agrícola 202 (un 4.6% más que los 27 millones de toneladas de 2022), según estimaciones del Gruco Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
De dicha producción, 24.6 millones toneladas serán de maíz blanco y el resto, amarillo, detalló el GCMA.
El origen del conflicto se dio en 2020, cuando el gobierno federal publicó un decreto que prohibía la importación de granos transgénicos, a pesar de que Estados Unidos es el principal proveedor del país.
“Esta medida es violatoria al T-MEC porque es una política de discriminación a los maíces genéticamente modificados y la importación de glifosato, un agroquímico que mata maleza”, explica Fernando Cruz, socio del GCMA.
Hace algunos años se publicó un estudio que concluía que el glifosato era cancerígeno, pero también hay estudios que dicen que no se puede concluir lo mismo, agrega el especialista
El gobierno de EU, a través del jefe de Comercio Agrícola, Doug McKalip, pidió a México argumentos científicos para la prohibición y puso fecha límite el 14 de febrero de este año.
Un día antes de esa fecha, el gobierno mexicano publicó un decreto en el que precisaba que la prohibición solo aplica para el maíz transgénico de consumo humano (masa y tortilla), y eliminó la fecha límite para la importación de maíz transgénico para forraje y la industria, que era en 2025.
Tras una reunión con legisladores de EU a inicios de este año, la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, sostuvo que “todo se hará con bases científicas y certeza jurídica”.
Un impacto mayor
De mantener la prohibición a la importación de maíz genéticamente modificado, se afectaría a los productores estadounidenses y a los consumidores mexicanos. El dinamismo que ha mostrado el sector agropecuario se debe, en gran parte, a la apertura comercial, particularmente, a la importación de maíz.
“El maíz que viene de Estados Unidos es más barato que producirlo en México, y le ha dado competitividad a otras industrias”, indica Alejandro Saldaña, economista en jefe de Banco Ve por Más (BX+). Con la prohibición se afecta el abasto de los consumidores y a productores de aceites y derivados.“Pegarle al sector pecuario estás hablando de, más o menos, el 40% del valor del PIB primario del sector agropecuario.
¿Qué va a pasar?
Complicaciones para tener abasto de proteína animal, eso va a elevar el precio y va a generar inflación”, agrega Cruz. México importa unas 17 millones de toneladas de maíz al año con un valor cercano a los 5,000 millones de dólares.
Si al maíz se le suma el glifosato, se afectará la producción de frutas y hortalizas, traduciéndose en “una fuerte inflación alimentaria y haría que mucha gente no pudiera financiar una canasta básica”, complementa Saldaña.
Para el ciclo 2022-2023, México será el sexto productor de maíz a nivel mundial (27.6 millones de toneladas), y el segundo país que más importa el grano (17.2 millones de toneladas), de acuerdo con cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Aunque México produce suficiente maíz blanco para el consumo local, los costos de transporte hacen que seamás barato importar maíz para la península de Yucatán desde Sudáfrica que llevarlo de Sinaloa, lamenta Cruz.
¿Disputa comercial?
Alejandro Saldaña y Fernando Cruz coinciden en que, si México continúa con esta política, Estados Unidos iniciará un procedimiento de solución de disputas comerciales.
“Estos temas ideológicos, siempre van a acarrear tensiones contra nuestros socios comerciales que sí basan sus decisiones en cuestiones más racionales”, señala Cruz. En caso de que EU active el Capítulo 31 del T-MEC, y el tema llegue hasta un panel, los dos socios de México tendrían la facultad de imponer sanciones.
“Estamos asumiendo que este tema se va a solucionar por la vía de las consultas. Sería lo ideal para México y Estados Unidos”, anticipa Saldaña.
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