noviembre 24, 2024

Cinco comportamientos que tienen los compañeros de trabajo tóxicos y cómo neutralizarlos

En el trabajo, como en la vida, podemos encontrar diferentes tipos de personas. A veces el ambiente de trabajo es ameno, tranquilo y colaborador, pero otras, puede volverse tóxico. Y esto muchas veces tiene que ver con los compañeros de trabajo.

En este artículo analizamos cinco comportamientos que tienen los compañeros de trabajo tóxicos y damos algunas ideas para neutralizarlos y sobrevivir a la jornada laboral sin dejar que sus acciones nos arrastren a la negatividad.

Cinco comportamientos de compañeros de trabajo tóxicos

1. Fomentan los chismes y critican a las espaldas

Un comportamiento tóxico que pueden tener estos compañeros es la producción y perpetuación de chismes y cotilleos. Así, son personas que siempre quieren enterarse de todo (y si no hay “nada”, se lo inventan).

Les encanta hablar de los demás y estar en todas las salsas (y contarlo todo para que los cotilleos corran como la pólvora por la oficina), pero a la vez, son muy falsos, y de cara a la galería son los más simpáticos. Además, también critican.

  • ¿Cómo actuar?

La indiferencia es clave aquí. Trata de no reforzarles, de no darles cuerda. Cuando hables con ellos, puedes también cambiar la conversación hacia temas más positivos y centrados en el trabajo. No alimentes la llama del chisme y redirige la atención hacia proyectos y logros laborales o hacia temas más banales.

2. Se quejan por todo

Otro comportamiento de los compañeros tóxicos es la actitud negativa ante casi todo. Son personas que emiten energía negativa, afectando el ambiente laboral. Son la parte opuesta al optimismo; se quejan por todo y no ven la parte buena de las cosas.

Todo lo ven mal, difícil, complicado, inasumible… Además, arrastran a los demás a su agujero negro de la negatividad.

  • ¿Cómo actuar?

Contrarresta con el optimismo. Fomenta discusiones constructivas y propón soluciones en lugar de quejarte (como ellos). Comparte tus propias experiencias positivas para inyectar energía positiva en el equipo.

3. Encuentran siempre excusas para posponer las tareas

Y luego están los que siempre encuentran excusas para todo para posponer las tareas (son maestros de la procrastinación) o para no asumir lo que les corresponde hacer. Tareas que quizás tú necesitas que hagan para seguir avanzando. Esto, claro, entorpece el trabajo de los demás.

  • ¿Cómo actuar?

A la hora de abordar este comportamiento, practica la asertividad. Transmite el mensaje de que, tú no puedes avanzar si el otro no hace su trabajo. Sé firme en esto, y no te sientas culpable por expresar tu opinión si lo haces de forma clara y respetuosa.

4. Señalan constantemente a los demás

Están también los que nunca asumen la responsabilidad por sus errores y siempre señalan a otros (algo característico de las personas narcisistas, por ejemplo). “Es que fulanito no ha hecho su parte”, “es que fulanita se equivocó”, “esto no es mi culpa”.

Claro que a veces no será su culpa, pero, ¿siempre? Además, que es feo señalar al otro de esta manera (se supone que somos un equipo).

  • ¿Cómo actuar?

Sencillamente, trata de no entrar al trapo. Mantente firme cuando tú no tengas la culpa de las cosas, y sé claro, pero no dejes que su forma de ser te intoxique. La comunicación abierta puede ayudaros a resolver los problemas de forma constructiva.

5. Son bastante “trepas”

Y luego está los que se quieren poner medallitas delante del jefe a costa de dejarte mal a ti (por supuesto, a las espaldas), con el objetivo de ascender rápidamente. Este también es un comportamiento tóxico de los compañeros de trabajo.

Es lo que popularmente se dice “ser un trepa”. Son personas que no tienen límites a la hora de postularse como las mejores para ciertas posiciones, aunque lo hacen de forma poco ética; manipulando, exagerando sus logros, dejando mal el trabajo de los demás… Eso sí, todo de forma sutil, para que no nos demos cuenta y no se les vea el plumero.

  • ¿Cómo actuar?

La clave está en no ser cómo ellos y en cultivar la honestidad. Otra vez más, tratar de no entrar en su juego de egos y competición. Centrarnos en nuestros objetivos personales, en nuestro camino, dedicar la energía a ello y no compararnos.