🔸 El documental ‘The Kids in the Crowd’ llega hoy (8 de julio) a Prime Video, como un retrato de una banda que resistió a la industria y al paso del tiempo.
#ESPECTÁCULOS | La historia de Simple Plan parece escrita desde el cliché: un grupo de adolescentes de Montreal, amigos desde la secundaria que soñaron con formar una banda y con llenar estadios; y lo lograron. Pero como revela su nuevo documental The Kids in the Crowd, que llega hoy a Prime Video, aquel “plan” que parecía simple fue, en realidad, todo menos eso.
Por años enfrentaron el rechazo de los puristas del punk, el desprecio de los críticos que los tildaban de comerciales, la presión de una industria que exige éxito sin mostrar facturas y la caída pública de su bajista David Desrosiers, tras acusaciones de conducta inapropiada. Y, entre esas crisis, lo que los mantuvo a flote fue justo su vínculo de lealtad.
Esta es más que la historia de una banda que triunfó, es la historia de cinco amigos que sobrevivieron: “el punk era todo lo que nos gustaba. Veíamos a esas bandas y podíamos imaginarnos siendo ellos, era como si pudiéramos ver nuestro futuro: “eso es lo que queremos ser”, dijo Chuck Comeau, en una entrevista en la que platico sobre los orígenes de la banda.
“Lo bonito del punk rock es que los artistas no parecían distintos a nosotros, no eran como Elton John o Lady Gaga, íconos inalcanzables. Sentíamos: ‘yo también podría estar ahí’. Si trabajábamos duro y escribíamos buenas canciones, podíamos lograrlo. Lo único que queríamos era ensayar en el sótano, ese era nuestro plan de fin de semana”, agregó Chuck.
“No era el músico más talentoso”, recordó el baterista, “pero lo deseaba con todo mi ser” y a veces “cuando deseas algo, incluso si no tienes un talento natural, poder superar eso con motivación y entrega”, así fue como comenzó todo, en el sótano de la casa de sus padres, compartiendo casetes con Pierre Bouvier y soñando sonar como las bandas que idolatraban.
El filme no evita los momentos oscuros: el rechazo de las disqueras, las dudas familiares, la presión por definir una identidad musical entre el punk rock y el pop. Llegó un momento en el que “sentíamos que a nadie le importaba”, recuerdo que alguien me dijo “si se mantienen, si tienen paciencia, en diez años serán más grandes que nunca. Y tenía razón”, recordó.
“Fue difícil que nos rechazaran tantas disqueras y managers: ‘son buenos, pero no lo suficiente’, decían. Y ahí aprendimos algo esencial: si ellos no creen en nosotros, está bien, pero nosotros sí. Fue duro, pero también fue una gran lección, a veces, lo más difícil es lo que más te enseña. También lidiar con nuestras familias era complicado”, dijo Chuck.
Teníamos 20 años, seguíamos viviendo en casa de nuestros padres y ellos preguntaban: “¿Qué están haciendo con sus vidas?” Y lo entiendo, no había garantías de nada. De hecho, las probabilidades estaban en nuestra contra. Pero les pedíamos: “déjennos intentarlo, por favor”. Esas conversaciones difíciles fueron las que nos llevaron a escribir Perfect”.
A decir del baterista, Perfect es “la canción más importante que hemos hecho, la que más ha conectado con los fans, pero también la más injusta con nuestros padres, porque ellos nos apoyaron mucho, pero en ese momento, como cualquier adolescente, sentíamos: ‘no me entiendes, esto es lo que amo’. De ahí nació la canción, pero afectó la dinámica familiar”.
Lejos de idealizar el camino, The Kids in the Crowd lo humaniza, Simple Plan enfrentó prejuicios, “eso no es punk de verdad”, les decían. Pero fue su autenticidad lo que los mantuvo fieles a su sonido, a sus letras sobre frustración adolescente y esperanza, los hizo resistir y volver: “es muy difícil para cualquier banda. Sientes mucha presión”, dijo Chuck
“Miras a otros artistas y a veces, si se mantienen muy parecidos, la gente dice: ‘qué aburrido, siempre lo mismo’. Pero si cambian demasiado, hay una reacción negativa: ‘cambiaron demasiado’. Es una línea muy delgada. Hubo momentos en los que este tipo de música ya no era popular, no sonaba en la radio, era completamente distinto”, agregó.
Uno de los momentos más entrañables del documental, y de la charla con Chuck, es la aparición de Mark Hoppus (Blink-182), quien colaboró en su primer álbum y hoy sigue siendo una figura clave en la historia de la banda, “le debemos muchísimo, esa validación fue increíble. Cambió todo, y tenerlo 25 años después en el documental es un sueño”.
Si hay una constante que ha mantenido Simple Plan en pie, es la amistad, no la idealizada, sino la que sobrevive a las peleas, las dudas y el desgaste de las giras, “no nos conocimos por un anuncio clasificado, éramos amigos del colegio, y cuando algo pasa, recuerdo que Pierre no solo es vocalista de la banda, es mi amigo desde los 13 años, lo mismo Jeff”.
Hoy, con una gira mundial en curso, fans reconectando con su música y un documental que imprime su legado, Simple Plan está quizá en su mejor momento. Ya no son solo “los chicos de la multitud”, ahora son parte de la historia del punk-pop, esa que también se escribe con nostalgia y resiliencia, “vas por buen camino”, le diría Chuck a su yo adolescente.
“También le diría: ‘no dejes que nadie te haga dejar de soñar en grande’; aunque, siendo honesto, creo que ni siquiera necesitaría decírselo, porque él ya tenía eso dentro de sí. Tenía esa actitud de ‘no me importa lo que piensen los demás, este es mi sueño’. Eso fue muy valioso”, y ese mensaje, cursi si se quiere, es el verdadero corazón de The Kids in the Crowd.
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