One Hand Clapping, quizá uno de los discos más pirateados en la historia, por fin ve la luz para beneplácito de los seguidores de Paul McCartney.
Se trata del que habría sido el siguiente disco de Paul y Wings tras el exitoso Band on the Run, pero que sólo solía escucharse en algunas copias mal grabadas o en fragmentos disponibles en lanzamientos de archivo.
El pasado viernes salió One Hand Clapping en todo formato habido y por haber. Se trata de un disco doble con más de dos docenas de canciones que fueron grabadas hace 50 años para un video documental y posiblemente un álbum en vivo que, como se dijo, no se editaron.
El nuevo lanzamiento oficial de One Hand Clapping (Aplaudiendo con una mano) merece, como han dicho muchos fanes, un aplauso a dos manos, que sirve como una excelente instantánea de PaulMcCartney durante su auge creativo post Beatles, con un buen número de rarezas. Dieciséis de las 32 pistas nunca antes se habían lanzado oficialmente.
La historia del disco es que en 1974 McCartney y su banda Wings estaban en plena forma mientras se instalaban en los estudios Abbey Road. Las grabaciones se realizaron mientras el disco Band on the Run disfrutaba de estar semanas en la cima de las listas de álbumes.
Nunca he sido un artista en solitario, así que es natural para mí encontrar un grupo. A pesar de su deseo declarado de ser parte de una comunidad, el hecho es que nadie más que John Lennon podría esperar estar en igualdad de condiciones creativas con Paul McCartney en una banda. En el ex miembro de Moody Blues, Denny Laine, McCartney encontró no tanto un nuevo socio como un cómplice de confianza que podía llenar los agujeros armónicos dejados por la ausencia de Lennon y flexionar el músculo de guitarra adicional requerido en los años setenta. Pero incluso con el núcleo de McCartney, su esposa tecladista Linda y Laine en su lugar, Wings siempre fue una banda en constante cambio.
Filmado y grabado durante cuatro días y dirigido por David Litchfield, el lanzamiento de One Hand Clapping es un momento histórico para los fanáticos de Paul McCartney, como lo pudo constar La Jornada ayer, cuando la disquera que lo sella, Universal Music, ofreció una sesión de escucha a algunos miembros de la prensa, pero aún más, para los fanes de don Pol, que al escuchar las piezas editadas con sonido dolby atmos (en una sala con este sistema conformado por 14 bocinas a los lados y en el techo, única en Latinoamérica), vibraron hasta levantarse de sus asientos para cantar y bailar con algunas de las rolas.
Hay que recordar que a lo largo de los años, varias partes de One Hand Clapping fueron copiadas ilegalmente con distintos grados de éxito. Parte del material también apareció en comunicados oficiales de McCartney. Sin embargo, el lanzamiento del pasado viernes –que presenta el arte original diseñado para el proyecto, incluido póster de ventas de televisión para la película inédita en ese momento– es la primera vez que se graba el audio de la película, además de varias canciones adicionales.
One Hand Clapping mostró además a la nueva formación de Wings, recién regresados de Nashville, donde grabaron el sencillo Junior’s Farm. Tras la repentina partida de Denny Seiwell y Henry McCullough, a Paul, Linda y Denny Laine se les unió el guitarrista Jimmy McCulloch y el baterista Geoff Britton. Además, el arreglista orquestal Del Newman y el saxofonista Howie Casey.
Abriendo con una improvisación instrumental que se convertiría en el tema principal de One Hand Clapping, el álbum incluye interpretaciones en vivo en estudio de los éxitos de Wings, Live and Let Die, Band on the Run, Jet, My Love, Hi, Hi, Hi; también está la muy querida canción solista de Paul Maybe I’m Amazed; extractos relaborados de los clásicos de The Beatles Let It Be, The Long and Winding Road y Lady Madonna, así como el éxito de Moody Blues Go Now, con Denny Laine cantando.
El disco se lanzó en múltiples formatos, incluido un paquete exclusivo en línea de dos elepés + 7’ que incluye un sencillo exclusivo en vinilo de actuaciones solistas inéditas grabadas el último día de las sesiones en el patio trasero de los Abbey Road.
En esencia, el álbum es la contraparte en negativo fotográfico de Get Back: en lugar de capturar el genio casual de sacar futuros clásicos de la nada, muestra la voluntad de McCartney de reorganizar su cancionero.
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